miércoles, 13 de mayo de 2009

El rancherito

Hace poco me puse a pensar en mi "love life" tratando de hacer un recuento de los daños. Llegué a la conclusión que mi primer amorcito fue cuando yo tenía escasos 11.

Desde el principio de los tiempos cada vez que salíamos de vacaciones mi familia y yo nos íbamos a "el Tarengo", un ranchito perdido en Jalisco de donde son originarios mis abuelos paternos. Casi la mitad de la gente que vivía/vive ahí son nuestros parientes, entonces mis hermanas y yo salíamos a jugar con los primitos y demás chamacos que se unieran. Jugabamos escondidillas, las traes, encantados... de todo lo que se nos ocurriera.

Una vez, cuando tenía como 10 u 11 años, estábamos jugando a los encantados, niños vs. niñas! Cuando los niños nos perseguían, noté que siempre me seguía el mismo niño, Oscar. No lo conocía, apenas lo había visto las pocas veces que habíamos jugado, hasta que un día mandó a su pequeña hermana Alejandra con un mensajito: "Dice mi hermano que le gustas".

A continuación paréntesis de sonido ululante (Uuuuuuuuuuuuuuuuuu!! UUUUUUUuuuuuuuuuuuuuuuuUUUu!!!)
bueno ya...

Oscar y su familia tenían una tiendita de abarrotes en la misma calle donde vivíamos. Entonces de ahí en adelante a mí me daba una pena terrible ir a comprar mis golosinas, todo empeoraba gracias a que me pongo roja a la menor provocación (odio mi piel soplona!), lo bueno es que él era igual de tímido, entonces nada más me veía salir de mi casa y salía corriendo a esconderse. De ahí en adelante veía a Alejandra muy seguido en mi casa, me llevaba regalitos de parte de Oscar (collarcitos, pulseritas, pósters de ositos con corazones y demás). Alejandra fue tantas veces a la casa que se hizo amiga de mi hermana Denise. En esas vacaciones nunca crucé palabra con él, pero antes de regresarnos al DF le escribí una notita: "Tú tambien me gustas". Y nos fuimos.


La foto del recuerdo, teníamos 11 años, Oscar es el niño de rojo de la derecha, sí, el pensativo.



De ahí en adelante cada vez que regresaba éra lo mismo, cartitas, regalitos, tímidos saludos desde lejos. Fuimos creciendo, él se armó de valor y por fin me habló. Recuerdo unas vacaciones, yo creo que teníamos como 15 años. En ese rancho tienen la costumbre de casarse desde muy jóvenes, la pareja más chica que ví era como de 13 años (sus mentes!!). El "ritual de cortejo" consistía en ir a la plaza y dar vueltas alrededor del Kiosko, las mujeres daban vuelta en dirección de las agujas del reloj y los hombres pa'l otro lado o a veces se quedaban paradotes. Si un hombre veía una chica que le gustaba, le aventaba confeti y después le preguntaba si podía caminar a su lado. Ella decidía si sí o si no... y de ahí al altar! (bueno, no, exagero... pero casi casi).
Yo por nada del mundo daba vueltas en el kiosko, tenía miedo de encontrarme con Oscar y que me aventara confeti y todo eso, además, si mi familia se enteraba JESUS!!! No me la iba a acabar. Él siempre estaba por ahi, esperando. Yo lo veía a escondidas, platicábamos mucho, nos la pasábamos muy bien... me gustaba harrrrtooo!!. Cuando esas vacaciones llegaron a su fin, el último día, me desenredé el rebozo y le dí un besito (mi primer), después me fui...

Cuando estaba en el DF no había forma alguna de comunicarme con él, en ese tiempo no había celulares, y aunque los hubiera, el Tarengo no es territorio telcel. En el rancho había un sólo teléfono. Entonces siempre regresaba triste y con una angustia horrible porque no lo vería en mucho mucho tiempo. Pero bien dicen que el tiempo lo cura todo y como en 2 semanas ya estaba bien.

De esa vez tardamos en regresar 3 años. En ese lapso pasaron más cosas en mi "love life" que son tema de otro post, aún así me sentía feliz de ver a Oscar de nuevo.

Llegando allá me enteré de algo que rompió mi corazón en mil pedacitos...

2 comentarios:

Ailice C dijo...

Ya se habia casado y tenía una hija...

O_o!

ari dijo...

inches hombres!!!

:P